sábado, 11 de marzo de 2017

SEGUNDO DOMINGO DE CUARESMA

CON JESÚS SUBIMOS AL TABOR



Como a estos tres discípulos, el Señor nos llama en familia en ocasiones a vivir algo único, a vivir experiencias a solas con Él, donde nos sentimos tan a gusto que llegamos a decir como Pedro ¡Señor, qué bien se esta aquí!
Son experiencias que nos hacen reconocer como familia la verdadera importancia de Jesús en nuestras vidas. Él, después de hacer muchas cosas en su vida pública hace algo diferente, se lleva a tres de sus discípulos rompiendo con lo cotidiano, a lo alto de un monte para mostrarles su Gloria.
En mi familia estos momentos de encuentro especial con Dios ocurren al salir de nuestra rutina, de nuestra cotidianidad diaria. Cuando, por ejemplo, un domingo cualquiera hemos adornado la mesa con flores, velas y algún icono para rezar juntos. O bien cuando hemos asistido a eucaristías en otras parroquias que celebran su fe de manera especial, con otros estilos y formas de vivir la Palabra, en convivencias, campamentos, peregrinaciones,... A mis hijos les sorprende cada vez que nos acercamos de esa manera en familia al Señor y les hacemos partícipes de que ellos pueden expresarse como sientan y quieran porque el Señor se hace presente también para cada uno de ellos.
Es importante acudir en familia a la llamada de Jesús, a lo alto del monte como los discípulos, rompiendo la rutina, la comodidad, para darnos cuenta, que fuera de lo ordinario solo Él es extraordinario. Que vivamos la experiencia en familia de acrecentar nuestra fe en esos momentos aprovechando lo que nos ofrece la Iglesia en esta cuaresma para vivir esta Transfiguración de Jesús.

UNA PLEGARIA

Dios Padre Bueno y Misericordioso,
te damos Gracias y te alabamos
porque tu Amor y tu Misericordia
resplandecen siempre como el sol 
en medio de nuestra vida cotidiana,
y  tu Perdón es la Luz que nos permite
reconocer nuestras debilidades y volver a Ti
a pesar de nuestros pecados y miserias.
Gracias porque Tú nos amas y nos permites 
contemplar tu Divinidad a través de la oración,
y sentir cada día tu Amor y tu Presencia
en lo profundo de nuestro corazón.
Ayúdanos a escuchar tu Voz con claridad 
a través de tu Palabra de Vida, cada día,
sin que los ruidos del mundo la silencie,
para poder cumplir siempre tu Voluntad. 
Ten Misericordia de todos nosotros
y no lo permitas caer en la tentación
de desear y buscar sólo nuestra comodidad
sin acudir a ayudar a quien más nos necesite.
Danos un corazón sensible al sufrimiento
para estar siempre cercano al más débil
y a quienes necesiten ser consolados.
Ayúdanos a reconocerte en las personas
que acudan a nosotros buscando ayuda,
o en quienes necesiten encontrarse contigo
para poder conocerte y amarte y alabarte.
Ten Misericordia de nosotros cada día,
y transfigúranos con tu Amor con tu Perdón,
para poder ser un reflejo de tu Luz y Ternura
en medio del mundo y en nuestra sociedad.
Haz Tú, Dios Padre Bueno, que nuestro corazón
esté siempre lleno de Tu Paz, Belleza y Bondad.
Amén.



SENCILLO VIDEO DEL EVANGELIO







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