domingo, 26 de marzo de 2017

27 DE MARZO: CUARTO DOMINGO DE CUARESMA

ALEGRÉMONOS QUE LA PASCUA ESTÁ CERCA


En medio de este tiempo de Cuaresma somos invitados a participar de la Mesa del Señor. Cristo, Muerto y Resucitado, en la Pascua semanal nos va iluminando y guiando hasta la celebración anual de su Misterio Pascual. Como preparación para este encuentro recorremos la senda de la conversión, iluminados por la Palabra del Señor, que nos urge a la caridad, y a tomar conciencia de nuestra condición de Bautizados.

 La proclamación y escucha de la Palabra nos prepara y conduce a la Pascua. Jesucristo es Nuestra Pascua. En estos domingos de Cuaresma estamos escuchando algunos evangelios de fuerte resonancia y significado bautismal: el encuentro de Jesús con la samaritana (el domingo pasado, el 3º de Cuaresma), la curación del ciego de nacimiento (hoy, este 4º domingo de Cuaresma) y la resurrección de Lázaro (el próximo domingo). Jesucristo se nos va revelando como Agua viva, la Luz del Mundo, y la Resurrección y la vida.

Hoy vemos cómo Jesús cura a un ciego de nacimiento. Cristo toma la iniciativa. Este encuentro sanador hace posible que aquel hombre curado inicie y desarrolle un “proceso gradual” de fe que culmina en la confesión de fe y en la adoración de Jesús como Señor.


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Jesucristo realiza signos-acciones que revelan su identidad como Enviado e Hijo de Dios, como Mesías y Encarnación de la Gloria de Dios. Cristo al darle la vista a aquel ciego suscita un itinerario de descubrimiento, reconocimiento y testimonio sobre Jesús.

El ciego de nacimiento descubre que aquel hombre que lo ha curado viene de Dios. El milagro-signo obrado en él, muestra quién es Jesús, cuál es la misión y cuál es su relación con Dios Padre. El ciego, sanado, recibe el don de la vista, y junto con esto, también acoge al “dador” de ese don, a Jesús el Señor.

El encuentro con Cristo ha provocado vida, ha suscitado la fe. El ciego de nacimiento se erige como modelo a imitar para todo aquel que desea realizar ese camino de fe en Jesús como Señor, como Hijo y Enviado de Dios. El cristiano es el que descubre, acoge y comparte la Luz de Vida que es Cristo.


2. UNA HISTORIA PARA VER Y CREER



3.UN VIDEO PARA PENSAR


4. UNA PLEGARIA PARA CREER Y VER

Tócame, Señor, porque sabes que soy débil barro
y, con tu mano, con un poco más de barro
coloca sobre mis ojos algo que despierte mi ceguera.
¡Son tantas cosas las que no veo con claridad!
Confundo, la verdad, con mis propias verdades
tu voluntad con mis oportunos caprichos.
Quiero ver, Señor, pero con tus ojos.
Que no me conforme con lo puramente externo
con aquello que, siendo bueno,
me dice que Tú no puedes darme la luz que necesito
con aquello que, siendo luminoso,
no llega a clarificar mi conciencia ni mi destino.
¿Me ayudarás, Señor, a ver como Tú y contigo?
Que contemple las maravillas del mundo
pero que lo haga con ojos agradecidos hacia el cielo
En cuántos momentos, Señor,
llego a pensar que todo lo que me rodea o siento
es obra exclusiva de la invención del hombre
¿Me ayudarás, Señor, a superar la ceguera espiritual?
¿Me curarás cuando mis ojos ya no lloren por los demás?
¿Limpiarás mis miradas cuando sean egoístas y vacías?
¿Enseñarás a mis ojos el resplandor de tu rostro, Señor?
QUIERO VER, SEÑOR, PERO CONTIGO
Que, en el horizonte, sepa descubrirte como lo más significativo
Que no me falle, hoy ni nunca, el telescopio de la fe
ese don que sabe llegar donde el ojo humano no alcanza
Esa fe que es lente perfecta para sentirte y vivirte
y para reconocerte como lo que eres: ¡El Señor!
Ayúdame, Señor, a creer en Ti, a esperar en Ti
sin condiciones, pruebas ni exigencias.
Ayúdame, Señor, a verte por encima de toda apariencia
más allá de aquello que, mi ceguera espiritual,
me invita a cerrarme en mi oscuridad diciéndome que no existes.
Amén (P. Javier Leoz)

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