viernes, 13 de diciembre de 2019

TERCER DOMINGO DE ADVIENTO: ALEGRAOS


PARA PENSAR EN ESTE DOMINGO DE LA ALEGRÍA:


El tercer domingo de adviento es una especie de puente entre la primera y la segunda parte del Adviento. En la primera mitad del adviento la liturgia orienta la mirada del creyente hacia la segunda y definitiva venida del Señor, su venida escatológica en gloria y majestad. La segunda parte del adviento orienta nuestra mirada hacia la contemplación del misterio de la Encarnación, la venida del Señor en la humildad de nuestra carne. Este tercer domingo de adviento, por una parte, anuncia ya el misterio de la Encarnación, pero por otra nos quiere hacer caer en la cuenta de que el Señor viene continuamente a nuestras vidas, y que esta permanente venida es condición para acogerle con alegría y amor cuando venga definitivamente. El Señor vino, el Señor viene y el Señor vendrá: esas tres venidas resumen la pretensión del tiempo de adviento.

Este domingo, conocido como domingo Gaudete (palabra latina que significa alegría) quiere despertar los sentimientos de buena alegría que produce saber que Cristo está cerca de nosotros, no sólo litúrgicamente, sino existencialmente. Buscando este objetivo la liturgia ofrece algunos símbolos: uno, la antífona de entrada, sacada de Flp 4,4, que comienza con esta exhortación: “estad siempre alegres en el Señor” ); dos, el cambio de color litúrgico, que pasa del morado al rosado; y tres, la primera lectura, tomada de Isaías, que invita al gozo y al regocijo.

La esperanza sostiene la paciencia de los buenos y les impulsa a trabajar por el bien con todas sus fuerzas. En este sentido esta lectura nos invita a adelantar el Reino de Dios en todo lo que hacemos.

Así es como podemos vivir el adviento con esperanza y alegría cristiana, así es como podemos esperar la segunda venida de Cristo sin temor, así es como podemos celebrar gozosamente el misterio que en Navidad se nos recuerda. Adviento no es un tiempo para llenar la casa con compras superfluas, tampoco es un tiempo para ambicionar el dinero de una lotería que no nos tocará, sino que es tiempo para descubrir al Señor que se nos hace presente en cada hombre y en cada acontecimiento, tal como dice el tercer prefacio de nuestra eucaristía .

(Martín Gelabert O.P.)

ORACIÓN (GUIÓN PARA LA ORACIÓN PERSONAL)

El Adviento es un tiempo de urgencia, de despertar si nos habíamos dormido, de avivar la fe. Es muy importante sin embargo recordar que éste no es un tiempo de amenazas. Decimos: "¡Viene el Señor!", y algunos parece que lo dicen con espanto, como si viniera el desastre, como si hubiera que esconderse. Es al revés: ¡Viene el Señor, qué alegría! Dios está con nosotros, es un aliado, está a favor de nosotros. Dios es el Libertador.

¿Ha tenido usted alguna vez la experiencia de ver amanecer? Es de noche y está oscuro, pero se adivina ya cierto resplandor tras el horizonte. Poco a poco, el firmamento se va haciendo más claro... Viene la luz, viene el sol, y nos sentimos bien, nos sentimos llenos de esperanza.

Este es el mensaje del Adviento: "Alégrate, Jerusalén, porque llega tu luz"


 "VEN, SEÑOR JESÚS".

• No puedo parar mi vida. Se me va. Todo lo que tengo, se me escapará un día de las manos. Sólo me quedará lo que soy. Me afano en poseer, pero me lo quitarán. Me afano en disfrutar, pero dura poco, cada vez disfruto menos, y cada vez deseo más.

• Y escucho La Palabra: "No caminas hacia la muerte sino hacia la libertad". No vas hacia la noche: vienes de la noche hacia el día. Tu Dios no es tu sentencia de muerte, sino el pan y el vino para caminar, la luz para acertar.

• Sentir: ¿para qué trabajo, en qué disfruto? ¿Me basta? ¿Va a ser tiempo perdido todo el enorme esfuerzo que supone vivir? Tanto trabajo, tanto esfuerzo, tanta ilusión, tantos afanes... ¿van a ser sólo tierra, acabarse en nada, desaparecer?

• Escuchar con profunda alegría la Palabra: "Vamos a la Casa del Señor". Todo puede ser para siempre. Todo puede ser semilla que dé cosecha... ¿todo?.

• Mirar mi vida. ¿Estoy sembrando para la buena cosecha? ¿Estoy tirando la vida para quedarme al fin sin nada?

• Y dar gracias a Dios, que hace posible ver, elegir lo mejor, no conformarse, hacer la vida válida, dar gracias a Dios por esta Palabra de esperanza, de estímulo.



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