domingo, 17 de abril de 2016

DOMINGO IV DE PASCUA, Domingo del BUEN PASTOR, en sintonía con nuestro Obispo Auxiliar electo: LUIS ARGÜELLO

El cuarto domingo de Pascua es cada año «el domingo del Buen Pastor». Una vez concluido el ciclo de las apariciones, se nos va presentando al Señor en algunas de sus dimensiones más teológico-espirituales. Hoy, a partir del cap. 10 de Juan, como el Pastor enviado por Dios.



El dibujo de Fano me ha hecho sonreir, pues qué verdad que nosotros somos la alegría de Jesús, señor de la Feria de la Vida, él nos ha comprado pagando como moneda su vida, y hace de nosotros el globo que le hace feliz.



La celebración en general debe seguir siendo de Pascua: todos estos domingos son los más importantes del año. Si hay primeras comuniones, la celebración del Buen Pastor puede ser muy adecuada: es la primera vez que unos cristianos son admitidos a la mesa de la Palabra y de la Eucaristía, junto con la comunidad, todos siguiendo al Buen Pastor. La homilía podría centrarse en las dos líneas que ofrecemos: el Buen Pastor, y la universalidad de su salvación.

- YO LES DOY LA VIDA

Cada año es distinta la selección que se hace del cap. 10 de Juan para este domingo. La de este año (ciclo C) nos presenta a Cristo en una doble y admirable interrelación: la que hay entre él y Dios («yo y el Padre somos uno») y la que hay entre Cristo y nosotros («yo las conozco y les doy la vida eterna... y ellas escuchan mi voz y me siguen»).

La imagen del Pastor no nos debería dar miedo. Aunque los rebaños no pertenecen al paisaje de muchas ciudades, pero todos saben qué son y entienden la metáfora de las relaciones entre el pastor y las ovejas. El Apocalipsis ha enriquecido todavía la imagen presentándonos a Cristo como el Cordero: inmolado en la cruz, como un cordero que se entrega voluntariamente por todos, es el que mejor puede decir que es nuestro Pastor, el que puede ir delante de todos, guiando y dando su vida por sus ovejas: «El Cordero será su Pastor y los conducirá hacia fuentes de aguas vivas».
Cristo Buen Pastor se presenta a sí mismo como el que nos conoce por nuestro nombre a los que somos ovejas del «rebaño adquirido por la Sangre de Cristo» (poscomunión), nos da vida, nos guía, nos defiende (evangelio), nos purifica en su Sangre y nos conduce a fuentes de agua viva (2a lect.). A veces aparece Cristo como Maestro y Guía, como Salvador y Señor. Hoy le miramos como a nuestro Pastor, que nos acompaña en nuestro camino y se nos da él mismo como alimento y bebida, sobre todo en la Eucaristía. El es nuestro verdadero alimento, nuestro Guía. Su Palabra es la que vale la pena de escuchar. A nosotros nos toca escuchar su voz, tener fe en él, dejar que él dé sentido a toda nuestra vida. Seguimos siendo débiles, «débil rebaño» (oración colecta), y todavía estamos en «la gran tribulación» (2a lect.). Pero su presencia, su Palabra y su alimento eucarístico nos dan fuerza para todo.

2. ORACIÓN POR NUESTROS PASTORES...



- Por Luis Argüello, nuestro Obispo Auxiliar electo, para que el Señor que nos lo regala le dé las fuerzas necesarias para la misión.
Le agradecemos su atención pastoral a nuestra parroquia cuando ha sido necesaria su entrega y servicio del ministerio. Agradecemos su apoyo incondicional a todos los proyectos cuya aprobación han dependido de su respaldo como Vicario General. Gracias, Luis.




- Por José David que hoy recibe el acolitado en su camino hacia el sacerdocio, para que nos sirva el pan de la eucaristía y nos veamos fortalecidos con su futuro ministerio.

- Por todos y cada uno de los sacerdotes de nuestra diócesis para que el Señor nos haga fieles.




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