Sería un absurdo. El fútbol como tal no se ve, existe en la medida en que alguien pone sus reglas en juego. Existe si alguien forma parte de un equipo. A veces es posible que pierda o empate, que cuente con muchos aficionados o pase por horas bajas. Que cuente con un estadio fenomenal o sea la era del pueblo. Existe el fútbol en quienes creen en él y juegan.
Y que diga yo esto... que me dediqué en mi infancia más a la música que al balón. Me valdrían los ejemplos musicales también para manifestar cómo ser Iglesia en nuestra iglesia particular, con su pequeño estadio, su número inestable de asociados, las dificultades de los técnicos y el presidente, la falta de aforo en determinados momentos, o con las gradas vacías en buena parte de la semana.
Somos Iglesia en Zaratán. Hacemos visible y concreto lo que es universal y católico (para todos). La posibilidad de celebrar este día de la Iglesia diocesana nos lleva a recordar que sólo en la medida que lo concreto refleja lo universal, que en nuestro modo de ser parroquia somos la globalidad de la Diócesis, de la presencia de la Iglesia en nuestro país, en nuestro mundo.
Somos el fútbol en nuestro estadio y en este equipo. Y nos toca... crear una escuela de entrenamiento, y necesitar buenos técnicos, y saber estar en las redes para que se sepa de nuestro trabajo, y necesitamos socios convencidos de los colores de su camiseta... cada vez somos más, así que ¡qué bueno es el Señor que actúa por medio nuestro!
Somos el equipo que demuestra que es necesaria la aportación de todos, en tiempo, en cualidades, en propuestas de mejora, en análisis y estrategias.
No existe liga sin equipos, ni equipos reconocidos, sin federación. Somos la Iglesia en Zaratán porque somos Iglesia en Valladolid, liga en la que estamos federados. Parroquia de Parroquias que nos sostiene pastoralmente con una misión que va más allá de nuestros límites, con propuestas que nos aúnan al arciprestazgo Oeste de la ciudad en catequesis, formación, Cáritas. Ser Diócesis nos ayuda a participar en programas conjuntos de pastoral familiar, juvenil, cultural. Es a la Diócesis a quien cada mes devolvemos 400 € por el pago adelantado de la construcción de la Parroquia.
Todo ello se hace posible por la solidaridad entre las parroquias y por la aportación de los fieles. Cada vez que marcamos nuestra X en la IRPF hacemos posible la viabilidad económica de las Diócesis, de la nuestra también.
Nos vamos a preguntarnos como aficionados a algo cuánto tiempo, cuánta ilusión, cuántas conversaciones, ilusiones, también enfados... nos depara el fútbol, la música, o aquello en lo que nos divertimos. Si todo ello lo justificamos como importante y necesario...¿cómo vamos a menospreciar el tiempo, la ilusión, la socialización o las aportaciones económicas que hacemos para que sea viable nuestra Comunidad? Ánimo, contigo hay presente, sin ti no habrá futuro.
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