1. UN MOTIVO GRÁFICO PARA TODOS
2. UNA REFLEXIÓN PARA LOS MAYORES EN LA FAMILIA
Habría que ser de otro mundo para
no sentirnos identificados con este Jesús que
se ve asediado por todas y cada una de las tentaciones humanas. Este
relato cuenta con detalle la encarnación de Jesús en nuestras debilidades, en
nuestros miedos más íntimos. Escasez, hambre, dolor… Pone en la persona del
diablo tentador al mago que nos sacará de todos ellos, instándonos a vendernos
a él sólo por disfrutar de seguridad.
En el desierto, lejos de las luces y el tumulto, podemos oír la voz de Dios con claridad,
rendirnos a su mensaje, sin interrupciones ni intermediarios. Pero también
estamos expuestos a enfrentarnos a lo más negro de nuestra naturaleza.
Jesús se enfrenta a sus tentaciones, a su negrura, con palabras de convicción. Recuerda al
tentador que el hombre necesita pan para vivir, sí, pero no sólo pan. También
le son necesarias las palabras que salen de la boca de Dios. ¿Qué palabras son
esas? Hagamos memoria: reino, justicia, perdón, fraternidad, amor… Y su afán de
gloria ha de supeditarse, no poniendo al Señor a prueba. No vale el poder a
cualquier precio, ni para cualquier cosa. Sólo adorareis a El, y a nadie más.
La Cuaresma viene, con una
llamada a la austeridad y al desprendimiento. No es gratuita, ni nos propone el
renunciamiento porque sí. La Cuaresma es
el tiempo de soltar lastre, de vivir con menos, de renunciar a satisfacer
automáticamente todos los deseos que la sociedad nos pone por delante. Para aprender a compartir con quien no tiene
ni lo mínimo. Y para recuperar la confianza en el Padre que proporciona pan y
Palabra. Alimento y Espíritu.
3. VIDEO DE QUIEROVER.ORG
4. UNA PLEGARIA PARA ESTE DOMINGO
y UNA INTERPRETACIÓN EN FILM DEL RELATO
4. UNA PLEGARIA PARA ESTE DOMINGO
GRACIAS,
SEÑOR
Sin saber cómo ni por qué,
he dicho “no” a lo que me degrada.
Me prometieron ser más feliz lejos de ti
y, veo, que son más desdichados
los que de ti apartaron.
Me señalaron que, con pan, vino y dulce
no tendría necesidad de más sustento
pero, con el tiempo, he aprendido
que, el dulce empalaga,
el vino embriaga demasiado
y el
pan se endurece sobre la mesa
Sólo Tú, Señor, conservas la frescura
eres algo siempre nuevo
y, en tu Eucaristía, permanentemente
tierno.
¿Cómo voy a dejarte, Señor?
Ayúdame, Jesús, a combatir el buen combate
A defender mi fe y mi esperanza
A no esconder mi rostro
cuando el enemigo me pregunte
si yo tengo algo que ver contigo
GRACIAS,
SEÑOR
Conocerte ha merecido la pena
Servirte es mi lucha cada día
Y, no caer en la tentación de la debilidad,
es mi oración a Ti confiada.
Guárdame y ayúdame, Señor,
a salir victorioso de tantas dudas
que siembran en mí interior incertidumbre.
Amén
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